lunes, 8 de septiembre de 2014

Warcraft III - Campaña de los Muertos Vivientes

La Senda de los Malditos

Capítulo uno
A través de las cenizas
La plaga de muertos vivientes del Rey Lich se ha extendido por la Capital y ha llegado a las afueras de Lordaeron. Horrorizadas y desalentadas por la pérdida de su amado rey, las fuerzas de Lordaeron fueron dispersadas por los voraces guerreros muertos vivientes. Ahora de Lordaeron no queda más que una sombra de su antigua gloria y el Príncipe Arthas sigue sin aparecer...

Arthas aparece de la nada.
-"¿¡Qué especie de truco es este!?" - Arthas
Entonces ve una figura a lo lejos.
-"¡Mal'Ganis! No sé cómo has sobrevivido, pero te voy a..." - Arthas
-"Cálmate, Príncipe Arthas. Soy Tichondrius. Como Mal'Ganis, soy un Señor del terror, pero no soy tu enemigo. En realidad, he venido a felicitarte." - Tichondrius
-"¿A felicitarme?" - Arthas
-"Al asesinar a tu propio padre y entregar esta tierra al Azote, has superado tu primera prueba. El Rey Lich está satisfecho de tu... entusiasmo." - Tichondrius
-"Ya. En su nombre he condenado todo y a todos los que siempre he querido... Y sigo sin sentir remordimientos. Ni vergüenza. Ni piedad..." - Arthas
-"La espada rúnica que llevas fue forjada por el Rey Lich y dotada del poder de robar almas. La tuya fue la primera que reclamó." - Tichondrius
-"Entonces tendré que arreglármelas sin ella. ¿Cuál es la voluntad del Rey Lich?" - Arthas
-"El Culto de los Malditos debe reunirse de nuevo. Muchos de los Acólitos se han estado escondiendo entre la población. Una vez los hayas reunido, te daré más instrucciones." - Tichondrius

Arthas Caballero de la Muerte
Tichondrius















-"Buen trabajo, Caballero de la Muerte. El culto está casi reunido." - Tichondrius
-"Lordaeron está reducido a cenizas. ¿De qué nos sirven estos sectarios ahora?" - Arthas
-"Te ayudarán en tu próximo cometido." - Tichondrius
-"¿Y cuál es?" - Arthas
-"Irás a Andorhal y recuperarás los restos del antiguo señor de los Acólitos: el Nigromante, Kel'Thuzad" - Tichondrius

Capítulo dos
Levantando a los muertos
A la mañana siguiente, en los alrededores de Andorhal...

Arthas ve a lo lejos unos carros de despojos.
-"¿Qué demonios es eso?" - Arthas
-"Este burdo artilugio te servirá para transportar los restos de nuestro amo." - acólito
-"¿Y no podéis sencillamente levantar los restos cuando los encontremos?" - Arthas
-"Perdonad Señor, pero un ser del poder de Kel'Thuzad sólo puede ser reanimado en un lugar en el que converjan poderosas energías terrestres, y en esta tierra no hay tal lugar." - acólito
-"Muy bien, entonces. Pongámonos en marcha." - Arthas

Arthas llega hasta el cementerio donde están los restos de Kel'Thuzad.
-"Venid conmigo, Nigromante. Los poderes a los que una vez servisteis os necesitan de nuevo." - Arthas
-"Te dije que... mi muerte no cambiaba nada..." - Kel'Thuzad
-"Qué demo... ¿ahora oigo fantasmas?" - Arthas
-"Soy yo, Kel'Thuzad... No me equivocaba contigo... Príncipe Arthas." - Kel'Thuzad
-"Te has tomado tu tiempo, ¿eh? Estos restos están muy descompuestos. No sobrevivirán a un viaje hasta Quel'Thalas." - Tichondrius
-"¿Quel'Thalas?" - Arthas
-"Sí. Sólo la energía del Pozo del Sol de los Altos Elfos puede devolverle la vida a Kel'Thuzad." - Tichondrius
-"¿Qué hay que hacer entonces?" - Arthas
-"Tienes que robar una urna muy especial que está custodiada por los Paladines. Coloca los restos del Nigromante en ella y así estarán bien protegidos para el viaje." - Tichondrius
-"Como desees." - Arthas

Arthas atraviesa el campamento de los Paladines y llega hasta el último de ellos.
-"Tu padre gobernó esta tierra durante setenta años y tú la has reducido a cenizas en unos pocos días." - Uther the Lightbringer
-"Realmente dramático, Uther. Dame la urna y me aseguraré de que tu muerte sea rápida." - Arthas
-"La urna contiene las cenizas de tu padre, Arthas. ¿Acaso querías orinar sobre ellas por última vez antes de dejar que su reino se pudriera?" - Uther the Lightbringer
-"No sabía lo que contenía. Y tampoco es que me importe. De una forma u otra cogeré lo que he venido a buscar." - Arthas
Arthas mata a Uther.
-"Un trabajo excelente. Ahora tu viaje a Quel'Thalas puede empezar." - Tichondrius
-"¡No le digas nada! Sólo tú puedes oírme... Debes desconfiar de... los Señores del terror. ¡Son los carceleros... del Rey Lich! Te lo contaré todo... cuando vuelva a caminar por este mundo." - Kel'Thuzad

El Consejo de los Señores del terror
Mientras tanto, en la Ciudadela del Señor del terror, en algún lugar del Averno Astral...

-"¿Procede todo como estaba previsto, Tichondrius? Lord Archimonde exige un informe sobre el Azote." - Anetheron
-"El joven Caballero de la Muerte del Rey Lich lo está haciendo todo bien... Casi demasiado. Empiezo a preguntarme si Ner'zhul tiene más proyectos para este nuevo campeón..." - Tichondrius
-"El humano no significa nada a largo plazo. Ner'zhul no osaría echar a perder nuestros esfuerzos ahora." - Mephistroth
-"Nuestra única preocupación es que el Azote lleve a cabo aquello para lo que fue creado. ¡Archimonde querrá nuestras cabezas si no mantenemos esta situación bajo control!" - Anetheron
-"Créeme, hermano, ¡ni el Rey Lich ni sus lacayos muertos vivientes pondrán en peligro el regreso de la Legión!" - Tichondrius
-"Encárgate de que así sea. Lord Archimonde no tiene mucha paciencia con los que fracasan." - Anetheron


Anetheron,
Mephistroth
Anetheron Tichondrius Mephistroth
















Capítulo tres
En el Reino Eterno
Seis días más tarde, cerca de las fronteras arboladas de Quel'Thalas...

-"Ah, maravillosa, eterna Quel'Thalas. No había estado aquí desde que era niño." - Arthas
-"Ten cuidado... los elfos pueden estar... al acecho." - Kel'Thuzad
-"Esos elfos debiluchos no me preocupan, Nigromante. Nuestras fuerzas crecen con cada enemigo que matamos." - Arthas
-"No seas demasiado... confiado... Caballero de la Muerte. Los elfos... no deben tomarse nunca a la ligera." - Kel'Thuzad
-"Veremos. Traed aquí al prisionero." - Arthas
Se acerca un elfo prisionero.
-"¿Dónde está la entrada a tu tierra, elfo?" - Arthas
-"No entraréis jamás en Quel'Thalas, Príncipe caído. Los propios bosques protegen nuestras fronteras. Y la Puerta Elfa encantada protege nuestra capital." - sacerdote
-"Vuestras preciosas puertas no me detendrán, como tampoco lo harán esos árboles, pequeño elfo. ¡Traedme los Carros de Despojos! Haremos nuestra propia puerta." - Arthas
-"Las energías... de este lugar... son fuertes. ¡Matad a los elfos! ¡Arrasad sus construcciones! Esta ubicación... es perfecta... para construir tu base." - Kel'Thuzad
-"Será un placer." - Arthas
-"¡Se acercan los muertos vivientes! ¡Alertad a los guardias!" - alta elfa arquera

Los muertos vivientes destruyen el campamento y la Puerta Elfa.
-"¡Shindu fallah Na! ¡Retroceded a la segunda Puerta! ¡Retirada!" - Sylvanas Windrunner
-"¡La Puerta Elfa ha caído! ¡Adelante, guerreros! ¡Hacia la victoria!" - Arthas

Sylvanas Windrunner















Capítulo cuatro
La llave de las Tres Lunas
Algo más tarde, al otro lado de la Puerta Elfa en ruinas...

-"¡Retroceded hasta los árboles! Has logrado atravesar esta puerta, maldito carnicero, pero no lograrás atravesar la segunda. La Puerta Interior de Silvermoon sólo puede abrirse con una llave especial... ¡Y no la obtendrás jamás!" - Sylvanas Windrunner
-"Estás perdiendo el tiempo, mujer. No puedes evitar lo inevitable." - Arthas
-"¿Crees que estoy escapando de ti? Por lo visto nunca has combatido contra elfos." - Sylvanas Windrunner
Sylvanas destruye el puente tras cruzarlo para impedir el paso a los muertos vivientes.
-"¡Maldita sea esa mujer! ¡Tenemos que encontrar una forma de cruzar el río!" - Arthas

Gracias a los dirigibles goblin, Arthas consigue cruzar el río y se hace con la llave.
-"¡Por fin! ¡Se han abierto las puertas! ¡En cuanto nos hayamos ocupado de Sylvanas el reino interior será nuestro!" - Arthas
-"¡Malditos seáis, monstruos! ¿Qué hay que hacer para echaros de aquí?" - Sylvanas Windrunner
-"Esa mujer está empezando a irritarme... Y mucho..." - Arthas

Capítulo cinco
La caída de Silvermoon
Algo después, en las afueras de la capital elfa de Silvermoon...

-"Hasta ahora lo has hecho bien. Pero ahora tienes ante ti la prueba verdadera." - Tichondrius
-"Me preguntaba cuándo aparecerías." - Arthas
-"Estoy aquí para asegurarme de que tú haces tu trabajo, pequeño humano. No para hacerlo por ti." - Tichondrius
-"Llegaré al Pozo del Sol por mi cuenta, Señor del Terror." - Arthas
-"Ten cuidado, es una fuente de energía mística de la que los elfos obtienen sus poderes inmortales. No la cederán con facilidad." - Tichondrius
Tichondrius se marcha.
-"¿Crees que sospecha que me has estado ayudando, Nigromante?" - Arthas
-"Estoy seguro de que sospecha algo. Es su naturaleza pensar en lo peor. Ahora, ármate de valor. Se acerca la hora de mi renacimiento." - Kel'Thuzad

Arthas y sus muertos vivientes destruyen el campamento elfo y acorralan a Sylvanas
-"Admiro tu valor, elfa... pero se acabó la caza." - Arthas
-"En ese caso, resistiré aquí, carnicero. Anar'alah belore." - Sylvanas Windrunner
Arthas derrota a Sylvanas.
-"¡Acaba ya! Merezco... una muerte limpia." - Sylvanas Windrunner
-"Con todo lo que me has hecho pasar, mujer, la última cosa que te daré será la paz de la muerte." - Arthas
-"No... ¡no osarás hacerlo!" - Sylvanas Windrunner
Arthas convierte a Sylvanas en una muerta viviente a sus órdenes.

Sylvanas Windrunner














-"Ciudadanos de Silvermoon: os he dado muchas oportunidades de rendiros, pero las habéis rechazado tercamente. Sabed que hoy presenciaréis el fin de toda vuestra raza. Y de vuestra antigua herencia. ¡La Muerte en persona ha venido a reclamar la casa alta de los elfos! ¡Levántate, Kel'Thuzad, y sirve al Rey Lich una vez más!" - Arthas
Arthas tira los restos de Kel'Thuzad al Pozo del Sol.
-"He renacido, ¡tal y como me fue prometido! ¡El Rey Lich me ha concedido la vida eterna!" - Kel'Thuzad
-"Yo he cumplido mi parte de trato, Lich. ¿Ahora estás listo para hablarme de los Señores del terror?" - Arthas
-"Por supuesto. Pero no aquí... Tienen ojos y oídos por todas partes. Hablaremos en un lugar seguro." - Kel'Thuzad

La Revelación
Tres días después, en algún lugar de los glaciales picos de las Montañas Alterac...

-"¿Así que no estás enfadado porque te maté aquella vez?" - Arthas
-"No seas tonto. El Rey Lich me dijo cómo iba a acabar nuestro encuentro." - Kel'Thuzad
-"¿El Rey Lich sabía que yo te mataría?" - Arthas
-"Claro. Él te eligió como su defensor mucho antes de que el Azote empezara siquiera." - Kel'Thuzad
-"Si sabe tantas cosas, ¿cómo es posible que los Señores del terror lo controlen como lo hacen?" - Arthas
-"Son agentes de aquellos que crearon a nuestro señor: los fieros señores de la Legión de Fuego." - Kel'Thuzad
-"¿Qué es la Legión?" - Arthas
-"Es un enorme ejército demoníaco que ha consumido innumerables mundos más allá del tuyo. Ahora viene a convertir este mundo en llamas. Nuestro señor fue creado para allanar el camino para su llegada. Los Señores del terror fueron enviados para asegurarse de que él tenía éxito." - Kel'Thuzad
-"Así pues la plaga de Lordaeron, las ciudadelas de Northrend, el asesinato de los elfos... ¿Todo era para preparar una enorme invasión demoníaca?" - Arthas
-"Sí. Con el tiempo... te darás cuenta de que toda nuestra historia ha sido formada por el conflicto que llega. Ahora ven. Tenemos mucho trabajo que hacer." - Kel'Thuzad

Capítulo Seis
¡También Blackrock and Roll!
A la mañana siguiente, en las afueras de la aldea del clan Blackrock...

-"¿No sería hora de que me hablaras de la segunda parte del plan, Lich?" - Kel'Thuzad
-"Ciertamente. La primera fase del plan del Rey Lich era fraguar el Azote, que erradicaría todos los grupos que podrían resistirse a la llegada de la Legión." - Kel'Thuzad
-"Como las fuerzas de Lordaeron... Y los Altos Elfos." - Arthas
-"Exactamente. La segunda fase es invocar al Señor Demonio que iniciará la invasión." - Kel'Thuzad
-"¿A dónde vamos ahora entonces?" - Arthas
-"Cerca de aquí hay un campamento de orcos Blackrock. Mantienen en funcionamiento una Puerta Demoníaca. Tengo que utilizar esa puerta para comunicarme con el Señor Demonio y recibir sus instrucciones." - Kel'Thuzad

Arthas y sus muertos vivientes destruyen los campamentos orcos y consiguen llegar hasta la Puerta Demoníaca.
-"¡Yo os invoco, Archimonde! ¡Vuestro humilde siervo solicita una audiencia!" - Kel'Thuzad
-"Me has llamado, insignificante Lich... Y yo he venido. Eres Kel'Thuzad, ¿no es así?" - Archimonde
-"Sí, Magnífico. Yo os he convocado." - Kel'Thuzad
-"Muy bien, entonces. Tienes que encontrar un libro muy especial: el último libro de conjuros de Medivh, el Último Guardián. Sólo sus encantamientos son lo suficientemente poderosos para llevarme a tu mundo." - Archimonde
-"¿Dónde deberíamos buscarlo, Magnífico?" - Kel'Thuzad
-"Busca en la ciudad mortal de Dalaran. Es ahí donde se guarda el libro. Dentro de tres días, a la hora del crepúsculo, empezarás la ceremonia." - Archimonde

Archimonde















Capítulo siete
El asedio de Dalaran
A la mañana siguiente, en las puertas de Dalaran...

-"¡Magos de Kirin Tor! Yo soy Arthas, primer Caballero de la Muerte del Rey Lich! ¡Exijo que abráis vuestras puertas y os rindáis a la cólera del Azote!" - Arthas
-"Saludos, Príncipe Arthas. ¿Cómo está vuestro noble padre?" - Antonidas
-"Lord Antonidas... No hay necesidad de ser sarcástico." - Arthas
-"Nos hemos preparado para tu llegada, Arthas. Mis hermanos y yo hemos erigido auras que destruirán a cualquier muerto viviente que intente atravesarlas." - Antonidas
-"Vuestra insignificante magia no me detendrá, Antonidas." - Arthas
-"Haz retroceder a tus tropas o nos veremos obligados a utilizar todos nuestros poderes contra vosotros. Tú eliges... Caballero de la Muerte." - Antonidas
-"Siento que hay tres magos diferentes manteniendo estas auras. Si los encuentras y los matas, las auras desaparecerán." - Kel'Thuzad

Arthas y Kel'Thuzad acaban con los magos y llegan hasta Antonidas.
-"Tan solo mirarte me duele, Arthas." - Antonidas
-"Estaré encantado de poner fin a tu tormento, viejo. Te dije que tus magias no podrían detenerme." - Arthas
Arthas mata a Antonidas.
-"El libro de conjuros es todo tuyo, Lich. Cojámoslo y salgamos de aquí antes de que los magos se preparen para el ataque final." - Arthas
-"Perfecto. Empezaré a invocar a Lord Archimonde a la puesta del sol." - Kel'Thuzad

Capítulo ocho
Bajo el ardiente cielo
Una hora más tarde, en un monte desde el que se ve Dalaran...

-"El círculo de poder se ha preparado siguiendo tus instrucciones, Lich. ¿Estás listo para empezar la invocación?" - Arthas
-"Casi. He estado estudiando el libro de conjuros de Medivh. Sus conocimientos sobre los demonios son asombrosos. Sospecho que era mucho más poderoso de lo que jamás sospechó nadie." - Kel'Thuzad
-"No lo suficiente para escapar a la muerte, eso seguro. Diremos sólo que nosotros acabaremos hoy el trabajo que él empezó. ¡Que empiece la invocación!" - Tichondrius

Las tropas enemigas no consiguen traspasar las defensas de los muertos vivientes y Kel'Thuzad por fin termina la invocación.
-¡Venid a nosotros, Lord Archimonde! ¡Venid a este mundo y dejad que disfrutemos de vuestro poder!" - Kel'Thuzad
-"¡Temblad, mortales... y desesperaos! ¡Este mundo ha llegado a su fin! Has hecho bien, pequeño Lich. Mi plan ha salido a la perfección." - Archimonde
-"Lord Archimonde, ya se han hecho todos los preparativos." - Tichondrius
-"Muy bien, Tichondrius. Dado que el Rey Lich ya no me sirve, a partir de ahora los Señores del terror estaréis al mando del Azote." - Archimonde
-"Como deseéis, Lord Archimonde." - Tichondrius
-"En breve ordenaré que dé comienzo la invasión. Pero antes, convertiré a esos miserables magos en un ejemplo... sumiendo su ciudad en las cenizas de la historia." - Archimonde
-"¡No puede estar hablando en serio! ¿Qué nos ocurrirá a nosotros ahora?" - Arthas
-"Sé paciente, joven Caballero de la Muerte. El Rey Lich también predijo esto. Quizás aún tengas un papel que desempeñar en este gran plan." - Kel'Thuzad

La destrucción de Dalaran
Archimonde dibuja unos símbolos en la arena mientras recita unas palabras en una lengua desconocida. A lo lejos se observa la ciudad de Dalaran. Archimonde sitúa su mano en el centro de los símbolos. Acto seguido agarra la arena y levanta su puño. Entonces, una copia en miniatura de la ciudad de Dalaran hecha de arena, surge como si nada de los símbolos del suelo. Archimonde se acerca y destroza una torre de la pequeña ciudad de arena. De repente, se ve cómo, a lo lejos, en la Dalaran real, una torre cae hecha añicos. Después de esto, Archimonde destruye por completo la copia de arena, mientras de fondo se oye cómo se desmoronan todos los cimientos de la ciudad.


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